No sé muy bien por qué motivos pero ellos siempre están ahí.
Desde la creación del primer superhéroe, Superman, en 1938, cuyo éxito fue enorme, ha habido un sinfín de imitaciones, que mantuvieron en auge la industria del comic durante años: Batman, la Antorcha Humana, Namor, Flash, Linterna Verde, Mujer Maravilla, Hulk, Thor, Spiderman, Daredevil, X-Men, Watchmen, bla, bla, bla... Lo cierto es que es un tema que a mí jamás me ha llamado particularmente la atención, claro que siempre he sido una chica un tanto distinta al resto, y mis inquietudes o gustos, por llamarlos de alguna forma, no se correspondían con el resto de la humanidad.
Pero últimamente, el estreno de Watchmen y, sobre todo, el entusiasmo de my love por ir a ver al cine este filme de tres horas de duración, me han hecho reflexionar sobre el tema. Y bueno, puede que por fin haya encontrado el atractivo que estos personajillos hayan provocado en los chiquillos y en los no tan chiquillos ya. Y es que, ¿a quien no le gustaría gosar de cualquier tipo de poder sobrenatural para así destacar del resto? Ser transparente, tener super fuersas, convertirse en lobo, conocimiento de artes marciales o científicos, trepar por las paredes... sin duda, un factor de superdiversión en nuestras tristes vidas.
En fin, el caso es que, como podéis observar, para mí sigue siendo una auténtica chorrada, pero eso sí, lo respeto e incluso me esfuerzo ofreciéndole a mi chico mi compañía para ir a ver la peli. Y lo mejor de todo es que esta pequeña reflexión del día me ha servido para encontrar a los veraderos superhéroes, que no sé si participarán de alguna forma en esa lucha desinteresada en contra de lo malo y lo perverso del mundo mundial, pero esos míticos trajecillos le sientan como a nadie.
¿Qué no?
Ja, ja... Te diría que el tema de por qué gustan los súper-héroes daría para una estupenda charlita al calor de un Legendario -que por cierto tienen un nombre muy de cómic-, pero mejor es dejar estas cuestiones y dedicarse a gosar de tan estupendos estilismos. ¡Toma fáchon!
ResponderEliminarDiosssss... que frikis llegáis a ser...los dos!!!
ResponderEliminarEn fin, he de decir que yo tampoco he sido muy de superhéroes.
Lo más cercana que estuvo mi niñez de disfraces imposibles fue mientras Leia a Mortadelo y Filemón (superproducción que por supuesto fui a ver al cine...anda que no), pero despues de esta muestra gráfica de poderes extraordinarios que ha hecho carolina, sin duda me quedo con elsuperman que esta esperando el autobus con el bocadillo de criptonita en el termo que le cuelga del hombro.
Obviamente la foto es un robado.
Mi opinión personal y vale mucho ya que el viernes pasado fuí a ver la película, ¡es lo peor que he visto desde hace mucho tiempo!, después de 3 horas de chorradas tras chorradas y cada cual peor. Sales sin saber el significado de la peli, como por ejemplo la gran frase de la misma: "chupar tu dedo es como chupar una pila", ¿?¿?¿?¿?¿?¿? ahí lo dejo caer.
ResponderEliminarAh y la otra gran parte es el momento canción ¡aleluya!