Al leer esto, me acordé mucho de mi amigo Harpo, que en estos momentos tiene una liá con los formatos que no se lo cree ni él. Para los neófitos, y en castellano, un formato es básicamente la descripción de un programa de televisión. Jose A. Pérez, que no es nuestro sevillanísimo Perepi, por cierto, está publicando en su blog Mi Mesa Cojea, una serie delirante de formatos imposibles que le pide a compañeros de profesión. Estos vuelcan sus sueños húmedos en unas entradas con mucha gracia. Aun así, me pondré picajoso: el de Pablo Motos está ya bien superado por la realidad del momento, desgraciadamente, y el de Tomás Fuentes, aunque tiene su retranca, adolece de no ser lo suficientemente gafapasta (hijo mío: hay que ser más moenno pa criticar a los moennos). Así que en este blog, como no podría ser de otra manera, nos tendremos que declarar fans del de Arancha Domenech, que sí que ha pulsado el sentir del calle.
Gambitero hay que ser, coñes.
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